domingo, 23 de octubre de 2011

¿De qué se trata?

Érase una vez un mundo donde las noches eran largas y la Muerte contaba su propia historia. Érase una vez una ladrona que robaba libros y regalaba palabras.

En el pueblo vivía una niña que quería leer, un hombre que tocaba el acordeón y un joven judío que escribía cuentos hermosos para escapar del horror de la guerra. Al cabo de un tiempo, la niña se convirtió en una ladrona que robaba libros y regalaba palabras. Y con esas palabras se escribió una historia hermosa y cruel.

Una novela tremendamente humana, emocionante e inolvidable, que describe las peripecias de una niña alemana de nueve años desde que es dada en adopción por su madre hasta el final de la II Guerra Mundial. Su nueva familia, gente sencilla y nada afecta al nazismo, le enseña a leer y, a través de los libros, a distraerse durante los bombardeos y combatir la tristeza. Pero es el libro que ella misma está escribiendo el que finalmente le salvará la vida.

¿Por qué lo leí?

Fue  una de las lecturas del mes de Septiembre del club de libros donde soy moderadora.

Opinión personal

La primera palabra que se me viene a la mente es: maravilloso. Por donde lo mire, este libro para mi es absolutamente perfecto.

El estilo de este libro es bastante peculiar: el narrador no es nuestro típico hombrecillo omnisciente, ni tampoco un personaje que tome acción directa en la historia. Nuestro narrador es la muerte, personaje esporádico que aparece cada vez que una desgracia se cierne sobre la pequeña Liesel, la protagonista. La muerte nos cuenta la historia de la pequeña desde que robó el primer libro, hasta un poco después de la destrucción de su casa en la segunda guerra mundial. Además, la forma de contar la historia es bastante novedosa, puesto que la muerte interviene cada tanto para dar un comentario, algún dato curioso o hacer una lista de cosas poco relevantes –en su mayoría- pero que complementan la historia. Este curioso narrador, además, hace algo que cualquier persona trataría de evitar y que cualquiera en su sano juicio NO quiere saber al leer un libro: NOS CUENTA EL FINAL.

A mí los spoilers no me molestan, pero si incluyen el final, los detesto. Sin embargo, el hecho de que la muerte te diga de frentón  cuál es el destino que les aguarda no es un impedimento para disfrutar la historia. La verdad es que la hace muchísimo más dramática, puesto que al ver a los personajes crecer, con sus aventuras y desventuras, cada nuevo paso de Liesel para aprender a leer, cada nuevo robo, cada secreto… en el fondo uno tiene la esperanza de que la muerte te haya tomado el pelo.

Los personajes son todos cautivantes, no hay ninguno que haga presencia en esta historia “porque sí”. Todos juegan algún papel importante en la vida de Liesel, por pequeño que sea. Lejos, el que más me gustó fue Rudy, el inseparable compañero de aventuras de la protagonista. Con él jugaba al fútbol, le robaban a los granjeros, se peleaban a cada rato, se insultaban de lo lindo, se apoyaban y, luego le ayudaba a Liesel a robar libros. Es imposible no quererlo, es un muchacho encantador y su sueño era darle un beso a Liesel algún día L

Otros personajes dignos de mención: sus padres de acogida, con un corazón de oro cada uno y formas muy distinta de manifestar sus sentimietos. Su madre, Rosa, una mujer ocupada que hace milagros con el dinero y, de paso, se encarga de darle las palizas a Liesel (pero igual la quiere). Su padre, Hans,  un acordeonista y pintor, que le enseña a Liesel a leer, buena persona y modelo a seguir de la pequeña. Ilsa, la mujer del alcalde que le abre las puertas de su biblioteca. Max, el judío oculto en el sótano de su casa.

Debo reconocer que nunca había un libro que me impactara de la manera en que La Ladrona de Libros lo hizo. Caló hondo en mis sentimientos y me hizo llorar como nunca antes había llorado por una historia de ficción. Antes había leído historias de la segunda guerra mundial, pero no me habían conmovido mucho… hasta que leí este. No sé cuantos paquetes de pañuelos usé en las últimas 100 páginas, apenas podía seguir leyendo de lo hinchados que tenía los ojos.

Por último, este libro te deja pensando. Te muestra que, en el fondo, no todos los alemanes eran malos, que es la impresión que muchas historias de la época dejan, especialmente cuando son contadas desde el punto judío. Te muestra que muchos apoyaban porque no les quedaba otra, era eso o correr la misma suerte de los judíos. Te muestra que la vida dura, que es triste, es desgarradora. Te muestra que, incluso dentro de una guerra, el mundo puede ser un lugar hermoso, pero también ser el mismísimo infierno.

Puntuación: 5 estrellas.

Una última reflexión: si no les gusta, no tienen corazón.

2 Comments:

  1. Anónimo said...
    Totalmente de acuerdo. El libro este lo tengo clasificado como una obra maestra. Yo también lloré como una cría por el final.
    Muchos saludos!
    Jeshu~ said...
    Es casi imposible no llorar :(

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